martes, 22 de julio de 2008

Otra semana más. Rodajes rápidos.

Los rodajes rápidos para acostumbrar al cuerpo van algo más lento de lo que pensaba, sin embargo, es probable que todo se deba al reciente aumento de masa muscular que me han proporcionado las sesiones diarias de gimnasio, 1 kilo de mas atestiguan tal circunstancia. Para principios del mes siguiente reduciré estas sesiones y empezaré a utilizar dicha masa muscular en la carrera.

Respecto a la bursitis, se ha reducido aproximadamente un 40% lo que equivale a una mejora considerable, teniendo en cuenta las circunstancias que la originaron y dado mi historial de lesiones en dicha zona. He cambiado a unas zapatillas algo más ligeras y en un número más del acostumbrado, para esquivar en la medida de lo posible, el roce en el talón, parece que la solución, poco a poco va siendo efectiva. Los ejercicios excentricos y estiramientos también hacen lo suyo, algo que considero fundamental en cualquier recuperación, sea la lesión del grado que sea. Os lo aconsejo, cuidad este aspecto en cualquier rehabilitación, os permitirá no volver a recaer con tanta frecuencia en la misma situación.

Esta semana la he comenzado con un rodaje de 30 minutos a 3.35 por kilómetro, he subido la carga en las pesas y reducido las repeticiones. Pronto incluiré días de doble sesión, también con rodajes intensos, a un ritmo superior al matinal, aunque de menor duración.

El calor aprieta y eso me produce una sensación de agobio en los minutos finales, no obstante, prefiero experimentar esta situación, pues mentalmente supone un punto de sufrimiento añadido. Físicamente no noto demasiado cansancio, a pesar de los años pasados, la chispa que empiezo a tener en los progresivos finales es una buena señal, aunque no voy a engañarme, pues aún queda mucho por andar, en este caso por correr.

No tengo prisa y prefiero observar mi progresión con tranquilidad, sin excesivas presiones, a pesar, como ya sabeís aquellos que me conoceís, tanto personalmente como por estas líneas que entrenar sin presiones no es una de mis mejores especialidades. Pero el reto lo merece.

sábado, 12 de julio de 2008

Trás la primera semana.

Primera semana transcurrida desde que tomé la decisión de realizar un giro a mis objetivos atléticos. Los entrenos se han desarrollado dentro de los esperado, rodajes cortos de alta intensidad y sesiones diarias de gimnasio para preparar muscularmente este veterano cuerpo.

Debo reseñar que no he estado sólo en mis sesiones diarias, una esperada compañera ha compartido conmigo algunos momentos, una pequeña y pertinaz bursitis en la parte inferior del calcáneo provocada por unas zapatillas algo duras en su talón, las cuales, esta mañana, he optado por ir apartando poco a poco del servicio activo tras volver a confirmar su culpabilidad en el asunto.

Aún no voy controlando el tiempo por kilómetro en los rodajes, pues lo que inicialmente busco son sensaciones, ya habrá tiempo para tal menester. Sin embargo he tenido que poner soluciones para irme deshaciendo de la compañera antes mencionada, los ejercicios excéntricos de Aquiles forman una parte importante de estas sesiones iniciales y parece que poco a poco abandona su intención de acompañarme diariamente en esta mi nueva aventura.

El cambio de técnica y de apoyos en la carrera es fundamental y por suerte todos aquellos gestos técnicos que adquirí hace tiempo, cuando la pista era mi única meta, no parecen haberse oxidado demasiado, a pesar, de haber notado una perdida de velocidad, frecuencia y amplitud en la zancada, algo por otro lado, lógico y normal, el tiempo no perdona.

Como se puede imaginar aún no he pisado una pista en una sesión de forma planificada y seria, pues de momento, no es lo fundamental en esta etapa y además, en una semana, es pronto para pensar en nada más.

La estructura en sesiones que sigo es muy básica: 7 sesiones a la semana, 6 activas y una de descanso, esta última, también es entrenamiento y forma parte, como siempre he considerado, de algo fundamental en el rendimiento de las otras.

Algunos progresivos tras el gimnasio para intentar transmitir la fuerza desarrollada en el hierro a la carrera, me han dado la seguridad de poder, aún, generar una zancada basada en el apoyo metatarsiano, aunque hasta que la bursitis no desaparezca del todo es preferible no insistir demasiado en dicho gesto. De todas formas si debo resumir las sensaciones obtenidas en estas primeras sesiones, no tengo de que quejarme, todo va, de momento según lo planificado.

La pista cubierta será el primer ataque en este nuevo objetivo.

domingo, 6 de julio de 2008

Desempolvaré mis viejos clavos.


Es posible que la edad ya no me acompañe en esta aventura, quizá no pueda recuperar aquella velocidad que antaño me permitía realizar los entrenos de calidad a un nivel muy respetable, pero lo voy a intentar. Volveré a la pista tras algunos años, yo diría que demasiados, alejado de la sintética superficie, de sentir esa sensación de impulso.

Tal vez los Aquiles no resistan este nuevo ataque y deba volver a los entrenos lentos y ruteros, pero debo intentarlo. Porque necesito dar vueltas y vueltas por el placer de hacerlo, por el simple hecho de luchar contra el tiempo que fisiológicamente ha pasado tan rápido y porque sencillamente me resisto a jubilar mis zancadas sin anclar los pasos a fuerza de claveteo podal.

Soy consciente de mis limitaciones, pues no he vuelto a correr rápido desde hace mucho, mucho tiempo, pero ahora es necesario, la aventura lo requiere, el 5000 será mi meta, mi frontera durante algún tiempo y el 1500 mi salida. Esta decisión tan atrevida para un veterano, aún joven en sus aspiraciones, ha sido repentina, pero no obstante meditada, y con esta meditación se han evaluado los posibles obstáculos que podré y deberé encontrarme. Dolores, sobrecargas, entrenos repetitivos y visitas asiduas al gimnasio para ganar esa fibra muscular que con los años se ha inhibido, escondido, ocultado y que ahora debe hacerse presente de nuevo.

Se que el color de mis fibras, por lógica científica y médica, ha tomado una tonalidad algo menos blanca, pero ese debe ser el primer paso para caminar por este nuevo sendero atlético. Rodajes rápidos, series a ritmos endiablados, un trabajo concienzudo adicional y sobre todo cuidar los detalles invisibles, que, por cierto, a mi edad se hacen aún mucho más necesarios.

6 meses para la transformación, 6 meses para ser capaz de robarle al cronometro el tiempo suficiente para decidir si merece la pena seguir en la brecha o volver al punto donde partí, la ruta. Si no lo consigo, al menos me quedará la satisfacción de haberlo intentado, que ya es mucho.

Y el cronometro deberá reconocer el esfuerzo, deberá realizar la equivalencia temporal edad – marca, de no hacerlo, quizá deba asumir la derrota y buscar otra batalla. 2009 puede ser el año del renacimiento al tartan o, tal vez, como mal menor, la readaptación a una vida atlética refugiada en el asfalto, una vez más.

Desempolvaré mis viejos clavos y me desearé suerte y paciencia para los futuros pinchazos matutinos que mis maltrechos Aquiles me auguran. Pero esto solo será al principio, después la calma albergará mis despertares.