miércoles, 31 de diciembre de 2008

Los apodos en el atletismo (II).

Durante la década de los 20, un grupo de atletas filandeses dominaban las pruebas de fondo y mediofondo, Ville Ritola, Hannes Kolehmainen, Albin Stenroos, Nurmi pertenecia a este ilustre grupo conocido como los FINLANDESES VOLADORES por la velocidad a cual desarrollaban todas sus carreras, destacados y siempre en cabeza.

Por su firmeza y constancia en un ritmo machacon y casi, casi, desesperante para sus rivales, Emil Zatopek se le conocía como la Locomotora Humana. Su particular forma de entrenar con un gran número de repeticiones en distancias cortas 200 y 400 metros). Crea el sistema interválico de entrenamiento algo desconocido hasta la época.

Hablemos de Neftenga, Jefe en su lengua, me refiero a Haile Gebreselassie. Así era conocido en su país natal y así mereció este apodo en el resto de mundo, por razones más que evidentes. Su último récord del mundo de Maratón, mirando de reojo las 2 h lo demuestran, el es el Jefe.

La zancada de un caballo, su belleza y potencia, era lo que Alberto Juantorena desplegaba en la pista, este Cubano de piernas largas y fuertes, especialista en 400 y 800 y campeón Olímpico de ambas distancias en Montreal 1976, se le conocia como el caballo. En su país el apodo era otro El elegante de las pistas.

Irving Saladito, este panameño es conocido como el Canguro del Trópico. Sus saltos en el foso de longitud son suficiente credencial para tal apodo.

El pequeño gigante, Kenenisa Bekele, su estatura 1,60 contrasta con sus grandes marcas y actuaciones en el fondo mundial

El dominicano Félix Sánchez, “Súperman', durante un tiempo su superioridad en el cuatro vallas era inapelable, llevaba un tatuaje en su piel con el escudo del famoso superhéroe.

La rusa Yelena Isinbayeva es sin dudas la reina de la pértiga, por lo que ya todos la conocen como la 'Zarina'. Apodo heredado de su antecesor masculino, Sergei Bubka conocido como el zar.

Y por último no debemos olvidarnos de Blade Runner, Oscar Pistorius atleta paralímpico. Sus prótesis transtibiales construidas en fibra de carbono le identifican con este sobrenombre.

En fin, compañeros, como podeís ver el mundo del deporte y concretamente el atletismo, como actividad humana de superación y esfuerzo, necesita modelos a seguir y esos modelos, a su vez, una seña de identidad que explique la razón de su potencial.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

El diablo vive en la cinta de correr.


Ayer hizo un tiempo del diablo, frio, lluvia, viento, esto no sería significativo sino hubiera acontecido, en mi jornada de entrenamiento, un suceso personal bastante inusual. Las series de 200 eran las protagonistas de la sesión, 2 x 6 x 200 concretamente. 4 km de rodaje fueron el preámbulo de su ejecución. Durante todo el tiempo de rodaje el aire, maldito compañero de viaje, no paro de acompañar mis pasos y siempre en dirección contraria a mis intenciones de movimiento.

Por lo tanto y aprovechando que se trataba de un calentamiento previo, me limité a dejar volar mis pensamientos en todos aquellos menesteres que estan ocupando la acción de mis neuronas, la Escuela de Atletismo, las cuestiones de creación del Club, la organización de la carrera para el día 14 de Diciembre, etc. No obstante según me iba acercando a la finalización de dicho calentamiento y vislumbraba el carril bici donde las series serian vencidas, el viento se opuso con más fuerza y la lluvía hizo acto de presencia, supongo que para no sentirse marginada en tal evento climatológico.

Las gotas chocaban en mis párpados, ¿donde narices me había dejado las gafas?. Las mejillas eran sometidas a un castigo a base de cientos de latigos minúsculos pero muy numerosos, por lo que la sensación resultante era bastante desagradable y dolorosa.

Quiza hace unos años hubiera aguantado, quizá hubiera luchado contra el viento y el agua mientras intentaba recorrer cada uno de los 200 metros en menos de 32 segundos, pero tal vez, los años claman por su derecho y me dirigí en un trote sumiso hacia el gimnasio.

Empapado en todos los centímetros de mis 67 kg, entré por la puerta del polideportivo, no sin antes ser observado por dos empleados del mismo que me saludan con extrañeza, quizá intentando averiguar que enfermedad mental transitoria estaba pasando por mi cabeza para andar por ahí, ¡con la que esta callendo!.

Subí a la zona aeróbica, abrí la puerta con cierto enfado y frustración por mi decisión y me subí a una máquina infernal, rutinaria, negra, machacona e insensible, la cinta de correr. Era la segunda vez en mi vida de corredor que me subía a dicho engendro mecánico. Me disponía a realizar las series en la cinta, si compañeros, en la cinta. Mientras observaba por la ventana como las ramas de los árboles eran apalizadas por un viento inmisericorde y una lluvía fina pero abundante.

Inicié la configuración de la maquinita en cuestión. Zancadas desconfiadas y una sensación muy extraña en mis piernas, no era lo mismo, no sentía ese impacto, esa especie de impulsión mecánica que se produce en la pista o incluso en el asfalto al realizar los entrenos de calidad. Por unos momentos sentí que la máquina y yo eramos una pareja de baile bastante descompensada. 16 km/h, traté de subir mas la velocidad de la maquinita, pero aquello no daba más de sí. Sabía que mi ignorancia o desconocimiento del artilúgio no era, pues recordé la última experiencia y tenía la certeza de poder ir hasta 21 km/h. Pero aquella no daba más, ¡maldíta sea!, esto suponía recorrer cada 200 en 45 segundos.

Había que tomar una decisión, - bien- , pense, - haré 6 x 200 en la cintita y 6 x 200 en remo a alta intensida, lo importante es acabar con una sensación parecida a la programada-. Y así lo hice.

Los otros ocupantes de la sala miraban mi carrera en la cinta, con cierta sorpresa, ¿acaso iba rápido?, a mi no me lo parecía, pero supongo que esa era la sensación que transmitia.

En el remo también los problemas aparecieron, pero esta vez no por culpa del aparatito, sino por una ventanillas que estaban abiertas de par en par justo a mi lado izquierdo. El 1:30 de recuperación entre cada repetición de 200 me resultaba molesto, un sudor frio subia por mi costado izquierdo como resultado de la ventilación improvisada de las dichosas ventanitas.

- ¡Que alguien cierre esto, por Dios!
- Estamos ventilando la sala-, me responden.
- ¿A las 12 de la mañana?, hacedlo antes de que la sala sea ocupada, alguno se muere de un pasmo.

Cerre las ventanitas de mi zona, pero ya era un poco tarde, pues mi costado izquierdo habia sufrido las consecuencias de tal situación.

Acabé las series, al final una sensación muy similar a la buscada con lo programado, sin embargo, sigo opinando, como hace años llegue a la conclusión, que la cinta no es lo más recomendable, sobre todo si uno quiere buscar ese nirvana que en algún momento, de algún rodaje, de alguna serie, de alguna repetición, aparece. Nada como disfrutar de un entorno irregular y no plano, aseptico, artificial.

En cuanto al remo nada que decir, puesto que es una herramienta que junto a la elíptica suelo utilizar en épocas difíciles físicamente, lesiones, recuperaciones, supercompensaciones, etc.

Pero la cinta, lo siento, no va conmigo y creo que pierdo mucho como persona y como corredor cuando me subo a dicho aparatito infernal. La próxima vez, prefiero sufrir el viento extremo, incluso una tormenta perfecta, antes de volver a subirme al engendro rodante.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los apodos en el atletismo (I)


En el deporte es una costumbre muy normal el hecho de poner apodos a aquellos deportistas que marcaron una época o bien pasaron a formar parte de la leyenda, y el atletismo aporta a esta galería de mitos y leyendas una buena colección de ellos.

Quizá donde sea mas frecuente esta costumbre es entre las pruebas de velocidad. Como primer ejemplo podemos recordar a Eddie Tolan, primer atleta negro en ganar dos medallas de oro en unos juegos Olímpicos, fue en 100 y 200 en los Juegos de Los Angeles de 1932, le llamaban el EXPRESO DE MEDIANOCHE, por su zancada con una alta frecuencia.

Jesse Owens, era conocido como EL ANTÍLOPE DE EBANO, su amplitud y flexibilidad a la hora de desplazarse le hicieron merecedor de sobrenombre.

En mujeres también hubo su equivalente, se llamaba Wilma Rudolph, su problema de poliomielitis en la infancia, la hicieron ser merecedora en su carrera deportiva con el nombre de LA GACELA NEGRA, de todos es conocida la fragilidad de estos animales en sus patas al nacer y la velocidad y fortaleza que desarrollan en su edad adulta.

No podemos olvidar a EL HIJO DEL VIENTO, Carl Lewis, marcó una década en el atletismo mundial, su zancada que parecía no ejercer ningún esfuerzo sobre el tartan para correr, le hizo merecedor de tal título.

Fanny Blankers-Koen, LA HOLANDESA VOLADORA, una de las mejores atletas que ha dado el atletismo Europeo y mundial, también conocida como el AMA DE CASA VOLADORA, aunque yo, personalmente, prefiero el primer sobrenombre. Su superioridad sobre las demás atletas era impresionante.

MISS BRONCE, sus carreras más importantes en los grandes campeonatos se identificaban con este metal, me refiero a MARLENE OTTEY, son numerosos sus terceros puestos, sin embargo su longevidad en la alta competición y su habilidad para colocarse en las finales eran de lo mejor que he visto en las pistas.

Michael Johnson, era conocido como EL PATO, por su forma tan rígida y recta de correr, un problema con su espalda, que le acompañó durante toda su carrera, le obligaba a desarrollar su técnica de esta forma tan particular. Evidentemente esto lo compensaba con una gran fuerza y una alta frecuencia en la zancada.

Y como no, la última sensación, otro atleta que de seguro pasará a la historia, Usain Bolt, apodado EL RAYO, por motivos más que evidentes, ¿No creéis?

No quiero despedir estas líneas sin poner mi granito de arena a esto de los motes o apodos. Marita Koch, junto con otros atletas como Ovett, Coe, Cram, Snell, Viren, y un largo etc fue una de las culpables de esta pasión mia por este magnífico deporte. Su potente forma de correr y la forma de arrasar en las pistas me dieron la ocasión y el argumento para darla también su apodo, la llame EL TANQUE, pero este sobrenombre, no podréis encontrarlo en ninguna crónica histórica de atletismo puesto que, como os he dicho es cosecha mia. Sed comprensivos y permitidme esta pequeña licencia.