Estimados compañeros, las lineas de este blog, en esta
ocasión, no van a estar dedicadas a ningún tema relacionado con el atletismo,
ni a ningún sistema de entrenamiento, ni a ninguna lesión, ni a relatar ninguna
de mis sesiones, con las cuales, suelo aburriros frecuentemente, ni tan
siquiera, tratará sobre algún tema que pueda levantar conciencias a mi favor o
en mi contra. En esta ocasión el titulo de este post es "María".
Hace algún tiempo, pude coincidir con ella y poco a poco,
hemos comenzado una relación de incipiente amistad, espero que ella lo
considere también así. María, es una de esas personas que confirman mucho de lo
que durante tiempo he intentado transmitir a los atletas, la capacidad de
voluntad y adaptación a las circunstancias.
Durante mis años dedicado al deporte, antes como atleta y
ahora como entrenador, me he encontrado con muchas historias de superación,
historias iniciadas al amparo de objetivos muy ambiciosos, historias escondidas
en metas no tan importantes para la consideración publica, pero si
fundamentales para el protagonista de la persona en cuestión. Pero cuando esas
historias, nacen de una decisión propia y con el único objetivo de realizar un
cambio radical, tienen mucho mas valor.
María era una de tantas chicas perdida en un cuerpo que no
le ofrecía una imagen de si misma muy complaciente, quizá era una sensación
suya, tal vez muchos le dirían que debía aceptarse tal y como era, pero María
era consciente de su situación: principalmente su salud y después su
autoestima.
Un buen día tomo la decisión que muchos toman en
determinados momentos, pero que se queda en eso, en una vana declaración de
intenciones. Para María, la intención fue un hecho, un hecho, que la han
llevado a realizar un cambio radical en su vida, algunos sacrificios
alimenticios, con orden y constancia, y algunos cambios en sus hábitos
relacionados con la actividad física.
Para María el cuidado de su cuerpo no es una vanalidad, es
un deber, un deber que muchos olvidan, pues el cuerpo es algo que vamos a tener
durante toda nuestra vida y por lo tanto, mejor convivir con el en la mejor
armonía posible.
A mis manos llegan muchas personas con la intención de
realizar cambios, pero cuando descubren lo que hay que trabajar y a lo que a
veces se tiene que renunciar, optan por el camino fácil. María no lo hizo, y no
lo hizo porque su convencimiento, energía y pasión, eran totales.
Forma parte
de ese grupo de héroes anónimos que toma las riendas de su vida y cabalga hacia
el camino correcto. Yo se, y aun no se lo he dicho, que su vida ha cambiado,
pero ha cambiado en otros muchos aspectos que ira descubriendo con el tiempo.
Por nuestras conversaciones y la relación que llevamos en
este tiempo, he descubierto en ella un ejemplo de ilusión y constancia, algo,
que en estos tiempos que corren, es muy necesario. Es posible que se encuentre
con algún que otro detractor que aboge por la inutilidad de su compromiso, pero
también debo deciros, desde mi experiencia, que en el fondo, los pensamientos
de esas personas se invaden de un profundo anhelo de imitación, por no decir de
envidia.
Ser feliz engloba muchas facetas y por norma general nos
falta alguna de ellas para completar el proceso, sin embargo, María esta
consiguiendo, poco a poco, rellenar huecos para encontrarla.
Todavía esta descubriendo esta aventura y en poco tiempo,
esa aventura, se convertirá en un logro personal, un logro, que quizá no sera
valorado por algunos, pero en el fondo ¿ que importa ?
De hecho, ella camina hacia su felicidad y por ahí no hay
ningún ser humano que pueda ser vencido.
Enhorabuena a ella y a su entrenador por saber motivarla y
apoyarla.
Desde la opinión de un profesional del deporte, me quito el
sombrero. Ánimo María, el camino acaba de empezar.